Reto 1. La discriminación laboral por edad
El tipo de discriminación sobre el que quiero hablar es conocido por todos nosotros desde hace mucho, pero en los últimos años nos hemos familiarizado más con su denominación porque, afortunadamente, se están denunciando más los actos discriminatorios en este sentido. Se trata del edadismo, es decir, la discriminación de las personas mayores.
La sociedad avanza a un ritmo tan frenético que parece que
al llegar a cierta edad quedas descolgado de ese tren de alta velocidad que es
la vida. Como explica muy bien la noticia que adjunto, el colectivo de personas
con más edad de nuestra sociedad se enfrenta día a día a la discriminación en
muchos ámbitos: falta de representación en los medios de comunicación social,
discriminación laboral, estigmatización de la sexualidad de las personas
mayores, etc.
Aunque cualquiera de ellos merecería nuestra atención, en
este caso me voy a centrar en la discriminación laboral que sufren a diario todos
los trabajadores que pierden su empleo cumplidos los 50. A partir de entonces
empieza la misión imposible de volver al mundo laboral, a pesar de contar, en
la mayoría de los casos, de una amplia experiencia que justificaría más que
razonablemente su contratación.
A diario vemos en los medios de comunicación noticias de
esta índole, yo he querido recoger una de ellas. En la que adjunto, de El
Confidencial, se pone nombre y apellidos a esta realidad. Juan y José Antonio
son sólo dos casos de los muchos que inundan nuestro país. Personal
sobradamente cualificado al que abiertamente rechazan en base a que su edad
impide el golpe de “aire fresco” que buscan para su organización. Parece ser
que el esfuerzo, el sentido de la responsabilidad o la amplia experiencia enturbian
el aire de algunos despachos…
Desde mi punto de vista, la discriminación laboral de las
personas mayores se corresponde con la definición de discriminación directa: se da
cuando una persona es tratada de manera menos favorable que otra en una situación
análoga, por razón de su sexo, su origen étnico o racial, discapacidad, edad,
orientación sexual, etc.; en este caso por su edad.
En cuanto a concretar si se trata de discriminación abierta (cuando el sujeto manifiesta expresa y abiertamente que la razón que motiva la diferencia de trato es la adscripción a la categoría social objeto de discriminación) u oculta (cuando se esconden las motivaciones discriminatorias fundamentando la decisión en otros motivos de carácter neutro), diría que cada vez se manifiesta de una forma más abierta. Por ejemplo, tanto José Antonio como Juan describen como directamente les han discriminado en algunas entrevistas de trabajo:
“Me han llegado a decir que estoy sobrecualificado y que con mi edad ya no contratan a nadie”, explica José Antonio.
Juan defiende que, efectivamente, se trata de una discriminación que muchas veces le defienden de forma abierta cuando en una entrevista dice que tiene 56 años. “Siempre comentan que una persona mayor da peor imagen a una empresa que una joven, que aparenta innovación, aire fresco y mayor flexibilidad”.
Estrategia contra esta discriminación
Desde mi punto de vista, creo que el simple sentido común
debería bastar para afrontar una discriminación de este tipo. Si aplicamos la
lógica a la hora de contratar deberíamos escoger al candidato que más se ajuste
a nuestra necesidades laborales, sin que ni su edad, sexo u origen cuenten. El
esfuerzo, el talento y la capacidad vienen con nosotros y deberían ser los
únicos argumentos para que nos escojan o no en una entrevista de trabajo.
Como sé que lo que pido es demasiado idílico, se me ocurre
una solución simple para evitar este tipo de discriminación. Como indica la
noticia el 85% de los CV se descartan sin leerlos, ¿no podría ser una buena alternativa
normalizar la utilización de currículos ciegos (sin foto ni datos
personales)? Para que hablen de nosotros nuestros hechos y no los prejuicios de
quien nos entrevista.
Enlaces a las noticias utilizadas para realizar el reto:
Edadismo:la discriminación por edad y sus causas (psicologiaymente.com)
Fotografía: Diario Financiero
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